Sin abrir la lata, la llevó a una compañía de análisis forenses quienes tomaron radiografías de la misma, la cortaron y hallaron un ratón entero. Tras hacer la autopsia del roedor, no encontraron señales de traumatismo (como el producido por una ratonera) ni datos de intoxicación por venenos para ratones. Tampoco había los traumas que cabría esperar si alguien forzara el cuerpo por el orificio de la lata.
Así pues, Vitaliy Sulzhik está demandando a la compañía fabricante de esta bebida. Ya veremos en qué termina esta batalla legal.
Por lo pronto, Sulzhik no ha podido beber nada que provenga de una lata desde entonces… algo muy razonable.
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